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Visto y no visto, o el hilo de Ariadna del museo ficcional.

En Junio de 2015 la artista visual Alejandra González Soca convocó a la comunidad a participar del proyecto El legado (In) visible, invitando a compartir legados familiares a través de fotografías, objetos y relatos de arraigo generacional, con el fin de integrarlos a la presente instalación en el Museo Histórico Cabildo.

La respuesta fue masiva y dio cuenta de que la memoria familiar, así como los imaginarios sociales, transitan con frecuencia por carriles distintos e independientes del conocimiento académico, generando una construcción que ante la contradicción con el relato histórico se deja seducir por su propia narrativa, más allá de la veracidad del resultado.

 

En este sentido, el juego constructivo, las miguitas de pan que forman el camino de El Legado (In) visible, están sustentadas por elementos tangibles pero desatendidos; significativa condición asociada a objetos que por domésticos y femeninos, se ven desplazados del centro de interés de la mayoría de los fondos archivísticos. Normalizado silencio que elige olvidar que estas piezas, además de estar atravesadas por décadas claves para la comprensión de una historia social, se erigen portadoras de significados primordiales, dentro del espacio de tensiones y conflictos que constituyen la familia.

 

El resultado de la experiencia colectiva propiciada por la artista, es antes que nada un hecho visual y como tal, una composición amparada en el poderoso dinamismo de una capacidad ficcional, que interroga los vacíos y las contradicciones generados en el interior de ese moderno gineceo, donde dimensiones tan inasibles como el amor, el vacío, la incomunicación y el mandato social, son visualizadas bajo la inquietante luz de la duda.

 

Acá nada es lo que parece, empezando por el concepto del museo-simulacro dentro del museo-real y el consiguiente diseño de un itinerario deliberadamente tramposo en su voluntad de cuestionar determinados supuestos, que por frecuentados tendemos a tomar por absolutos. Cruzar esa puerta, supone dar cuenta de la condición nocturna de nuestra más invisible cotidianidad.

Verónica Panella, 2015 

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